En la casa vacía
habita ese silencio
de aire,
de cañerías,
de crujir de maderas.
Arriba, en el tejado,
las pisadas de un gato
descolocan las tejas,
pero a nadie despiertan.
En la casa vacía
habita ese silencio.
A veces yo suspiro
arrebujada en mi letargode aire,
de cañerías,
de crujir de maderas,
y el gato del tejado,
pisando tejas, me despierta.
Foto: Adelino Manuel Encarna Martínez
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